Resuelto

Caso Gabriel Cruz "El Pescaíto"

La cruel historia del niño cuya búsqueda unió a un país y fue asesinado por la persona menos esperada.

Galería Clave del Caso

Gabriel Cruz
Gabriel Cruz, "El Pescaíto".
Ana Julia Quezada
Ana Julia Quezada, la asesina.
Búsqueda de Gabriel
La masiva búsqueda en Níjar.

La Desaparición y la Oleada de Solidaridad

El 27 de febrero de 2018, Gabriel Cruz, un niño de 8 años, desapareció en Las Hortichuelas, una pequeña pedanía de Níjar (Almería), tras salir de casa de su abuela para ir a jugar a casa de unos primos, a solo 100 metros de distancia. Su desaparición provocó una de las mayores movilizaciones ciudadanas de búsqueda que se recuerdan. El símbolo de un "pescaíto", como le llamaba su familia, inundó las redes sociales y las calles de toda España en señal de apoyo y esperanza.

La Asesina en la Sombra: Una Actuación Fría

Durante los 12 días que duró la búsqueda, Ana Julia Quezada, la entonces pareja del padre de Gabriel, Ángel Cruz, se mostró compungida y participó activamente en los rastreos. Lloró ante las cámaras, consoló a la familia y vistió camisetas con la cara del niño. Sin embargo, su comportamiento levantó sospechas en la Guardia Civil desde el principio. La investigación se centró en vigilarla, convirtiéndola en la principal y casi única sospechosa.

"Tranquilo, Ángel. No van a volver a hacerle daño a Gabriel. Todo va a salir bien." - Ana Julia Quezada al padre de Gabriel, mientras sabía que el niño estaba muerto.

El punto de inflexión llegó cuando la propia Quezada, sintiéndose acorralada, intentó una maniobra de distracción. "Encontró" una camiseta interior de Gabriel en un cañaveral. Los investigadores, que ya la seguían y habían peinado la zona varias veces, supieron que la había colocado ella misma para intentar desviar la atención y ganar tiempo.

La Detención y la Confesión

El 11 de marzo, la vigilancia dio sus frutos. Los agentes siguieron a Quezada hasta una finca familiar en Rodalquilar que estaba en obras. La vieron sacar de un pozo un bulto que envolvía en una manta. Era el cuerpo de Gabriel. Lo metió en el maletero de su coche y, cuando se disponía a moverlo de sitio, fue interceptada y detenida. En el momento de la detención, gritó: "¡No he sido yo! ¡Yo he cogido el coche esta mañana!".

Acorralada, confesó el crimen. Declaró que el mismo día de la desaparición, discutió con el niño porque este no quería que ella estuviera con su padre, le tapó la boca y la nariz hasta asfixiarlo y luego ocultó su cuerpo. El móvil, según la investigación, fueron los celos y el hecho de que Gabriel era un "obstáculo" en su relación con Ángel. Fue condenada a prisión permanente revisable por asesinato con alevosía.