Una Emboscada en la Carretera
La noche del 12 de enero de 2007, el alcalde de Fago, un diminuto pueblo del Pirineo aragonés con apenas 30 habitantes, Miguel Grima, fue asesinado a tiros. Su cuerpo fue hallado en un barranco junto a la carretera. Había sido víctima de una emboscada: unas piedras en el camino le obligaron a bajar de su coche, momento en que su asesino le disparó con una escopeta de postas.
Un Pueblo Dividido por el Odio
La investigación de la Guardia Civil destapó un pueblo fracturado por el odio. Miguel Grima, del PP, gobernaba con un estilo autoritario que le había granjeado numerosos enemigos. Multas, denuncias y disputas por propiedades y licencias habían dividido a los vecinos en dos bandos irreconciliables. Prácticamente todos los habitantes del pueblo fueron considerados sospechosos en algún momento.
El Culpable: Su Rival Político
"En Fago, o estabas con el alcalde o estabas contra él. No había término medio." - Testimonio de un vecino durante la investigación.
Las sospechas se centraron finalmente en Santiago Mainar, un guarda forestal y ganadero que era el gran rival político y personal de Grima. Mainar, candidato del PSOE en las anteriores elecciones, había liderado la oposición contra el alcalde. Tras ser detenido, confesó el crimen ante la Guardia Civil, aunque durante el juicio se retractó y alegó que había confesado para "liberar al pueblo de la presión mediática".
Juicio y Condena
A pesar de su retractación, las pruebas recabadas y su confesión inicial fueron suficientes para condenarlo. En 2009, Santiago Mainar fue sentenciado a 20 años y 9 meses de prisión por el asesinato de Miguel Grima. El jurado consideró probado que la enemistad y el odio acumulados fueron el móvil de un crimen que sacudió los cimientos de la España rural.